Historia de la peluquería.

Los primeros conocimientos sobre peluquería se remontan al antiguo Egipto, aproximadamente 3000 años antes de Cristo. Las investigaciones dan cuenta de que en esa civilización se realizaron los cambios más significativos en cuanto a la cosmética capilar. 

Mientras la gran mayoría de los egipcios usaba el corte de cabello rapado a cero, los sacerdotes y los miembros de la élite gobernante cuidaban su cabello jugando con diferentes peinados y tonalidades.

Uno de los mayores aportes de los egipcios fue la coloración, ya que descubrieron la utilidad de la henna, que les permitió obtener colores rojizos y caobas. Las pelucas también tuvieron su auge, predominando las tradicionales de cabello lacio, con flequillo, cortado muy parejo en un largo que llegaba a los hombros.

Grecia

Los griegos convirtieron el culto a la belleza en uno de los pilares de su cultura. Los peinados de moda en la Grecia Antigua eran extremadamente elaborados y llenos de detalles. A diferencia de los egipcios, los griegos gustaban del movimiento expresado a través de múltiples rizos y ondas.

Roma

Durante el Imperio Romano se popularizó notablemente el cabello rubio, debido a que en las campañas de conquista de Julio César tomaron contacto con las civilizaciones que habitaban lo que hoy son los países nórdicos (Suecia, Noruega y Dinamarca). El impacto de ese "nuevo" tono causó un gran efecto en las mujeres, y se empezaron a realizar pruebas para aclarar el cabello. 

Los varones usaban el cabello corto que solían sujetar con una cinta. Las mujeres podían dejar caer su cabello rizado, en forma de tirabuzón o ligeramente ondulado, o bien recogerlo en moños sobre la nuca, que envolvían con redecillas y cintas del mismo modo que antes habían hecho las griegas.

Edad Media

En la Europa de la Edad Media (entre los siglos VIII y XV de nuestra era), teñirse el cabello no solo era imposible dada la pobreza que predominaba en las sociedades, sino que además se consideraba inmoral. Las mujeres debían llevar el cabello largo y bien recogido como marcaba la Iglesia. Además, la única manera de proteger el cabello de la suciedad y los piojos era cubrirlo convenientemente, por lo que se generalizó el uso de capuchas, velos, gorros y sombreros, en invierno y en verano.

Siglos XVII y XVIII

Los siglos XVII y XVIII fueron los de la riqueza decorativa y la completa ostentación. Las clases privilegiadas se preocupaban más de aparentar que de "ser", dado que aparentar equivalía a ser. Las pelucas extravagantes con muchas decoraciones eran la norma: joyas, gasas, plumas, flores, cintas y otros elementos formaban parte de esos arreglos.

Del siglo XX a la actualidad

En el siglo XX, cuando surgieron los salones de belleza dedicados exclusivamente al cabello, los productos dejaron de ser artesanales y aparecieron las grandes firmas de cosmética. Tanto hombres como mujeres decidieron dedicar parte de su presupuesto familiar a arreglar su peinado. También surgieron las escuelas y los estudios de peluquería.

En la última década del siglo XX, la mezcla de culturas y estilos totalmente diferentes terminaron por darle el poder a las personas, de manera tal que la moda ya no fuese solamente impuesta por las grandes pasarelas y revistas, sino que predomina la libertad para llevar diferentes estilos.